Los estudios
sobre violencia de genero y las personas con discapacidad es algo aun nuevo,
esto significa que no hay un campo amplio de estudios sobre este tema. La
necesidad que empezar a estudiarlos se ha venido dando debido a el auge
feminista que hay actualmente, esto significa que los estudios sobre este tema
tendrán una línea feminista muy marcada.
Las mujeres
y niñas discapacitadas han estado invisibilizadas, esto supone una doble
discriminación que afecta al colectivo feminista. Un estudio hecho en España
dice que el 58% de las personas discapacitadas son mujeres. El interés de
investigar género y discapacidad conjuntamente es evidente ya que nos
permitirán conocer la realidad de este gran colectivo de mujeres que llevan
además la etiqueta de discapacitadas.
A pesar de
las múltiples iniciativas que encontramos orientadas a sensibilizar a la
sociedad y al colectivo de mujeres discapacitadas por ser más vulnerables que
las mujeres no discapacitadas a la violencia de género, se ha dicho que no está
bien estudiada y por ello insuficientemente documentada.
Los temas
tratados se han centrado en el análisis de los factores que aumentan la
vulnerabilidad al maltrato y en las consecuencias del mismo, en las características
de los perpetradores de abusos sexuales y en los ámbitos en que aumenta el
riesgo de este tipo de abusos. Pero los resultados no permiten determinar con
claridad si el nivel de retraso mental o de deterioro funcional aumenta o
disminuye el riesgo de abuso, o si variables como edad, género, entorno
familiar y apoyo social de la víctima juegan un papel determinante en la
ocurrencia del problema.
Si nos
centramos en el colectivo de mujeres discapacitadas, los factores que hacen que
las mujeres con discapacidad sean más vulnerables a la violencia pueden
resumirse en: el hecho de ser menos capaces de defenderse físicamente, tener
mayores dificultades para expresar los malos tratos debido a problemas de
comunicación, la dificultad de acceso a los puntos de información y
asesoramiento, una más baja autoestima y el menosprecio de la propia imagen
como mujer, la dependencia de la asistencia y cuidados de otros, miedo a
denunciar el abuso por la posibilidad de la pérdida de los vínculos y la
provisión de cuidados, vivir frecuentemente en entornos que favorecen la
violencia: familias desestructuradas instituciones, residencias y hospitales.
El
Ayuntamiento de Madrid a través de la Dirección General de Igualdad de
Oportunidades editó en 2006 la publicación Necesidades de las mujeres
discapacitadas que han sufrido violencia de género. El estudio se basa en un
análisis cualitativo realizado por medio de entrevistas a grupos de mujeres con
diferentes habilidades. Desarrolla la perspectiva de género y la discapacidad en
el contexto internacional y nacional, abordando con mayor especificidad el Plan
Integral de Acción para Mujeres con Discapacidad en España.
Según el
mismo el 26% de las mujeres con discapacidad física sufre malos tratos, de los
cuales el 61% son psíquicos, el 19% físicos, el 10% con lesiones y el 10%
sexuales y la dependencia económica es uno de los factores que puede estar
facilitando que las mujeres con discapacidad física puedan sufrir violencia.
Por otro lado, y cruzando las variable de trabajo y violencia, un 55% de las
mujeres con discapacidad que no sufren violencia trabajan. En el caso de las
mujeres con discapacidad que sufren violencia, un 64% no trabaja; con esto se
deduce que la dependencia económica es otro de los factores que puede estar facilitando
que las mujeres con discapacidad física puedan estar sufriendo violencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario