Los refranes son dichos o proverbios de la sabiduría popular. Esta sabiduría refleja mitos, creencias y tradiciones que se han perpetuado en nuestra cultura de generación en generación, y han sido formas de permitir la desigualdad y la discriminación entre géneros.
"El
refrán ha sido la primera forma de expresión de la sabiduría del pueblo."
(Joan Amades)
Se
trata de una sentencia breve, cuyo uso es compartido por una
comunidad, que promueve la reflexión, transmite una enseñanza o sirve como
ejemplo (Pérez & Merino, 2014).
Así
mismo, existen algunos refranes dichos desde hace mucho tiempo con
discriminación sexista, en su mayoría dirigidos a la mujer. Ejemplos de refranes
sexistas dirigidos a la mujer:
- De
la mala mujer no te guíes, y de la buena no te fíes.
- Mujer
al volante peligro constante.
- El
melón y la mujer malos son de comer.
-
A la mujer barbuda, de lejos se le saluda, con dos piedras mejor que con una.
-
Cojera de perro y lágrimas de mujer, no son de creer.
-
Al hombre de más saber, la mujer lo echa a perder.
-
El vino en bota, y la mujer en pelotas.
-
Mujer sin varón, ojal sin botón.
-
Mujer que al andar culea, bien sé yo lo que desea.
-
A la mujer y al papel, hasta el culo le han de ver.
Ejemplos
de refranes sexistas dirigidos al hombre:
- Por
obras, no por vestido, será el hombre conocido.
- El
hombre guapo, huele a vino y a tabaco.
- Hombre
de pelo en pecho, hombre de dicho y hecho.
-
La mujer y el vino hacen del hombre un pollino.
La equiparación de la mujer con animales,
como una bestia más, está presente en un buen número de refranes: A mal
caballo, espuela; a la mala mujer, palo que le duela; No ruegues a mujer en
cama ni a caballo en el agua; Cabra, caballo y mujer, gordos los has de escoger.
El
papel de la mujer como objeto doméstico está claramente
adjudicado: Bien parece y bien están el asno en la cuadra y la mujer en el
hogar; La mujer que no sabe cocinar y la gata que no sabe cazar poco valen; La
mujer, en el hogar, sin salir ni a trabajar.
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