jueves, 2 de mayo de 2019

Claves para expresarnos sin sexismo

Como hemos mencionado anteriormente, el sexismo está presente en el lenguaje. A continuación, presentamos algunas claves para expresarnos de una forma no sexista:

1.       No generalices en Masculino

Esta práctica se basa en la idea de que el masculino, como género gramatical es universal y neutro. Algunos ejemplos:

"El hombre ha creado maravillas con la tecnología"

Para hablar o referirse a colectivos, grupos o plurales formados por mujeres y hombres sin incurrir en la generalización del masculino puedes:

  • Utilizar sustantivos colectivos no sexuados o las palabras "personas o personal"
  • Sustituir la categoría del sexo por el grupo representado en cuanto a cargos o funciones
  • Recurrir a la doble forma femenino-masculino


Otros ejemplos:

Los derechos del hombre…
Los derechos humanos…
Niños de la calle…
La gente en situación de calle…
Los trabajadores
El personal asalariado
Las enfermeras
El personal de enfermería
Los presidentes o el presidente
Las presidencias
El mexicano…
Las y los ciudadanos en México

2.       No uses refranes sexistas


Como hemos mencionado en una de las entradas, la “sabiduría popular” contaba con contenidos sexistas, por lo que recomendamos evitar su uso, ya que de alguna forma, pasarán a la siguiente generación, promoviendo, de nuevo, el sexismo en el lenguaje.

3.       Visibiliza a las mujeres

Una manera de reflejar la presencia y participación de las mujeres es a través del uso de artículos y pronombres femeninos. Emplear "las" y "los", referirse a "ellas" y "ellos" o bien, usar el pronombre "nos" en sustitución del nosotros o el "quien" o "quienes" son alternativas que nos permitirán hacer visible las experiencias y la participación de las mujeres en la realidad social.
Ejemplo: En lugar de referirnos a los usuarios del transporte público es mejor afirmar: "quienes utilizan el transporte público…" o bien.. "los y las usuarias del transporte público…." entre otras formas de enunciación que podemos utilizar y que nuestro idioma nos ofrece.´

4.       Evita utilizar imágenes sexistas

A través de imágenes o de estrategias publicitarias continuamente se transmiten mensajes que estereotipan las habilidades y comportamientos de mujeres y hombres. Estas imágenes influyen en nuestra percepción, llegando incluso a afectar las emociones y sensaciones que tenemos sobre nuestros propios cuerpos y en las experiencias relacionadas con el placer y la sexualidad. Esto sucede porque a través de la publicidad se crea un “ideal” no sólo de “estilo de vida” sino un “ideal” de cuerpos, pieles, rostros, formas de vestir o de obtener placer.

5.       Evita usar chistes sexistas

La mayoría de personas considera que los chistes son indefensos, pues la vida hay que tomársela con humor, pero influyen. Una investigación realizada en la Universidad de Granada con 109 universitarios varones de edades comprendidas entre los 18 y los 26 años ha demostrado que el humor y los chistes sexistas favorecen los mecanismos mentales que incitan la violencia y el maltrato hacia las mujeres, en aquellos sujetos que presentan actitudes machistas.  Los resultados obtenidos señalaron que aquéllos que habían escuchado chistes machistas se mostraban mucho más tolerantes con la agresión a las mujeres que quienes no los habían escuchado, lo que demuestra que este tipo de humor favorece los mecanismos mentales tolerantes con los comportamientos violentos hacia las mujeres (Breves 21, 2009).




6.     Evita los piropos

Por supuesto que hay matices, el mundo está lleno de ellos, pero salivar frente a una chica que pasea por la calle mientras se comparte cada detalle fruto de una, es tan ofensivo para ella como humillante y denigrante para los dos. Ya lo hemos dicho alguna vez, no existe un solo hombre que haya conseguido seducir a una chica usando esa técnica y sobre todo, resulta patético ver a alguien tratando a una mujer como el que trata a una vaquilla. 

"Lo importante no es preguntarse los límites del piropo, sino la lógica bajo la cual se construye. A la persona que lo hace no le importa el bienestar del otro, sino que se trata de un acto de poder", afirma una experta.


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